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Una terraza interior

Que una vivienda no tenga terraza exterior no quiere decir que no se pueda disfrutar de una interior.Sí, ya sabemos que no es lo mismo, pero también creemos que con unos pequeños toques de imaginación y de buen gusto, cualquier persona puede diseñarse una terraza de interior en la que sentirse muy cómoda y disfrutar de buenos ratos ya sea almorzando, descansando o perdiéndose en alguna lectura.

Es cierto que no todas las viviendas son óptimas para albergar un tipo de estas terrazas pero no pasa nada por intentar diseñar un espacio que supondrá un auténtico contraste con el resto de la casa. Para ello lo mejor es buscar una zona en la que se note el sol, mejor si puede entrar de forma directa por alguna ventana o puerta. Para decorar la zona lo mejor es elegir muebles de colores suaves, generalmente blancos o de tonalidades similares como el marfil o el beige, que recuerden de forma inconsciente a los que suelen imperar en los jardines. Una mesa con unas cuantas sillas, por ejemplo, nos regalará un nuevo espacio en el que poder realizar almuerzos o servirá como escenario de alguna tertulia con las visitas. En el caso de que se quiera invertir en un sofá la zona puede convertirse en una especie de ‘chill out’ donde perderse en mitad del mundanal ruido.

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Si has leído hasta aquí, te estarás preguntando ¿solo basta con eso? No, ahora empieza lo bueno.

Un truco para intentar engañar el subconsciente es comprar pequeñas plantas con olores agradables y de fácil cuidado. Plantas como el romero, la menta o la manzanilla otorgarán un ambiente diferente y muy fresco. Para la presentación se puede optar por elegir varias macetas y colgarlas en una de las paredes como si fuese una celosía de jardín. La duda que nos puede surgir gira en torno del material de las macetas ya que puede que las de barro o terracota resulten muy pesadas, aunque son las más fáciles de combinar en la mayoría de ambientes. Otro aspecto negativo para este tipo de recipientes es que, al ser porosas, la tierra se seca rápidamente y las hace muy frágiles. Otro material que no aconsejamos, a pesar de que estéticamente es muy bonito, es la madera ya que requiere de alguna capa de impermeabilización que evite que se pudra. Puede que la mejor idea sea la de decantarse por materiales sintéticos, como el plástico, aunque poniendo especial interés en los acabados, a la hora de elegir las piezas. Estos modelos suelen ser buenos conservadores de la humedad aunque pueden verse decolorados por la continua exposición al sol. Las opciones de resina son más ligeras, tienen un buen drenaje pero hay que controlar que no se obstruyan por el bien de la planta.